miércoles, 31 de agosto de 2011

A veces me sorprendo pensando que somos máquinas conectadas por otras máquinas... que a veces olvidamos mirar a los ojos. Olvidamos escuchar los sonidos del aire, y sólo oímos lo que sale del cable. Nos sentimos más libres y conectados, pero olvidamos mirar a nuestro alrededor. Contamos los pasos hasta llegar a donde vamos, sin importar quien va adelante o atrás. Cuando llueve, esquivamos paraguas que vemos de reojo, por caminar mirando al piso. Al volver a nuestras casas, nos mimetizamos con esta máquina que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo hace. Nos comunicamos sin vernos y sin hablarnos. Reímos, pero nadie se entera. Respiramos. ¿Respiramos?



A veces me sorprendo mirando el cielo a través de los árboles en un día de invierno. Siento mi respiración, y el latir irregular de mi corazón. Esta singularidad me recuerda que las máquinas no saben que la luna está triste cuando está llena, que la primavera ayuda a que nos miremos entre nosotros, que una melodía puede provocar una sonrisa.

1 comentario:

  1. A veces también me sorprendo pensando en esa individualidad y monotonía... Después nos encontramos enredados entre risas sin aliento.

    Qué bueno, me había olvidado de este blog. Ahora que soy parte del clan, lo seguiré!

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luna